Si el mundo pendiera de un hilo,
y tu estuvieras de él colgando
inventaría un holograma con forma
de azucena para abarcar tu caída.
Si estuvieras tu desparramado en la galaxia
sería yo el imán atravesándola para recuperarte
en pedazos que besaría bendecida por tenerte.
Si yo muriera en este instante
me tendrías donde el recodo de la luna
nace, con toda mi energía.
Pero no voy a morir cariño;
no es mi hora, pero si es
el momento de decirte
que por ti mi alma implora.
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