Soy una mortal que recurre a los cielos
para volverse inmortal y como Pegaso volar
a tus misterios.
Te amo en el devenir de los tiempos
sin conjuros sin calderos
con ayuda de los vientos
me acerco a tus ojos
que miran y que ven
cuando me quieres ver.
No sé por qué te quiero
será que tengo alma de bolero.
El cuenco ,el escudo y la sombra.
Puedes convertirte en un cuenco?
símbolo de contención.
¿Puedes contener el dolor?
el sufrimiento de otro Ser
que como tú o como cualquiera
siente displacer…
O has de poner un escudo
para autoprotegerte …
El escudo, en tu naturaleza
es la armadura que la sociedad
te impone para que no sientas,
dolor de lo perdido
dolor muy escondido
que abriga tu ser dolido.
Es tu sombra quien se nutre
de tu miedo el que atrae más miedo,
el que te hace miserable
el que te vuelve una piedra.
Pero hay un cielo pleno de estrellas
que puede iluminarte
y tienes una madre tierra
que te cobija y da sus frutos.
Y que decir de las flores y del viento
de los mares y los ríos
todo está dispuesto y predispuesto
para alejar tu sombra
quitarte la armadura
y empezar a SENTIR.
No al dolor.
No a la amargura.
No a la tristeza.
Si a la alegría.
Si a la sonrisa.
Si a la felicidad.
Las palabras han sido medicina para mi
me han curado heridas viejas
han arropado mi alma.
La poesía es lo mío,
sea el encuadre que tenga
sea la estructura que la matice,
mi vida es la poesía
y eso no me lo va a quitar nadie.
Vivo entre los versos
es melodía en mis oídos
hoy tal ves desparramos,
provienen del alma,
de mi Ser interno.-
No hay nadie que impida
el fluir de mi energía
la que plasmo en un papel
la que me da la vida
la que me da placer.
¡¡ EL ROBLE !!
El árbol que te protege y da sombra
quiero ser con sus hojas, como roble
árbol que poderoso ,sabio fiel y noble
que te abrace y cobije; bella la obra
ancestral quien no se rinde y renombra
estructura en brazos que no se doble
ni se quiebre lo intenso, su desdoble
natural del invierno que te nombra.
Rosedal cual pradera en primavera
huele a rosas, claveles y ciruelos
junto al roble su piel quien reverbera,
en colorados crudos, en plenos vuelos.
Roble que inquebrantable te veneraen los cielos, las cumbres y en los suelos.
Tengo una pena tan grande
que me ahoga y se hace eterna.
Tengo una gran tristeza
que me desvela.
Tengo dolor y amargura
sin sentirme segura, tengo pena.
Mi alma vaga solitaria
en un laberinto de hojas muertas.
¡Qué hay en mi memoria
que me invade la nostalgia?
Afuera llueve, es primavera
y tengo mis manos frías.
Estoy triste y melancólica
con la vida, con el sol y con la luna.
Los vientos no me llevan ni me traen
los aromas de mis fresias.
Tengo una pena tan grande
que me ahoga y se hace eterna.
Singlarían mis fresias, mi caldero,
caldero y su misterio suspendido
como fresias aroman su encendido
escenario en tus manos de alfarero.
Suelo ver mariposas en febrero,
la luna como espejo florecido
en mis ojos de ensueño desteñido,
descalza peregrina sol viajero.
Suelta soy, vespertina en mi andadura,
jamás me quedo, ya no me detengo.
Tengo en mi musa aquello que perdura,
en mi sangre, mis venas la dulzura,
estirpe celta, sal de mi abolengo,
como polvo de estrellas mi ternura.
