domingo, 29 de abril de 2018

¡¡FUE EN UN VERANO !!

Fue en un verano entre un cerro y el río
en una casa estilo alpina con mis dos hijos pequeños
Lucia y Martín…yo paso, decía Federíco el más grande
en Sierra de la Ventana, es un valle, aún está vivo.

Fue en esas noches donde la tormenta parecía
atemorizante, después de una bella jornada
a pleno sol en los rostros enrojecidos
mientras miraba al más pequeño
arrojarse desde el puente sin un poco de miedo
erguido como un soldadito zambullirse en el río.

Sentados los tres frente al hogar encendido
se cortó la luz de repente, me tomaron de las manos
y les dije si contamos hasta tres volverá la luz
y así lo hicimos y eso fue lo que pasó.

Yo creo en las hadas, en los duendes y en los elfos,
ello lo hacen también, pero fue mucho después
que Lu en el colegio contó lo que pasó aquella vez
un hechizo, un milagro en el atardecer.

Solo que en aquél tiempo solo pretendía
que no tuviesen miedo, porque yo los protegía,
pero ahora si sé, con firmeza
que todos está en esencia
en nuestro interior y se hace presencia.

En cada uno de ellos surge espontaneo
sus sensibles vivencias, sus propias alas
Lu escribe sus experiencia, y las comparte,
Martín, se regocija en su mundo interno
buscando respuestas como lo hace un chaman
y yo amo la poesía la que me hace sentir plena.

Aprendí a no interferir en sus vidas
como lo hicieron con la mía,
me he peleado con las instituciones,
para poder volar, amar y crecer.

Rompí con falsos esquemas, ataduras
porque tenía puesta una armadura,
me la quité, hice más ligero mi equipaje
porque empecé a ver de dónde provienen
los renglones, la ternura y la dulzura.

Hay una fuente inagotable
dentro de nuestro interior
solo tenemos que aprender a buscar
remover la tierra, quitar la maleza
y empezar a confiar en nuestra divinidad.

Por eso digo en algún poema
no te mueras con la música dentro
disfruta lo que amas
porque el alma no se equivoca.

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