Las nubes blancas
flotan en el cielo
se hamacan con el
viento suavemente
y lucen sus colores
libremente
son blancas
almohadas donde suelo
dejar mi risa,
canto y desconsuelo
la nube como un
manto amablemente
arropa mi costado
dulcemente
arrullando
encantada mi desvelo.
Paloma que ha
perdido su horizonte
la muerte le
persigue sigilosa
la balsa, la moneda
de Caronte.
La nube se aparece
misteriosa
Dejándome la lluvia
de aquel monte
Perfuma mi alegría intempestuosa.
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