Soneto que aprendí con sacrificio
promesa que cumplí como una
errante
poniendo todo esmero muy constante
mirando la palabra en el inicio.
Comienzo convertido en un oficio
sintiendo al corazón tan
palpitante
alegre se ha sentido mi semblante
escrito sin alarde sin prejuicio.
Escribo del amor enamorada
del cielo azul que luce sus estrellas
de nubes de colores la alborada.
Renglones de palabras cual centellas
candiles que iluminan mi morada
luciérnagas fugaces de
doncellas.
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