Fue en un mayo de invierno congelado,
quedándose en los huesos de la infancia,
una infancia de muerte y desamparo,
cobra vida el dolor en la distancia.
¡OH! dolor que recorre tus ausencias.
¡Oh madre! no he podido conocerte,
dejaste tus recuerdos y vivencias
en mi triste mirada al no tenerte.
Yo te llevo prendida en mi memoria,
y es profunda la herida que dejaste,
tu ausencia sigue siendo transitoria.
Fuiste mi madre y sé que me acunaste.
Hoy que he crecido, tengo tu firmeza,
tu fuego y fortaleza, tu dulzura,
llevo conmigo toda la grandeza
de ti ¡ Oh madre! tu sangre y tu frescura.
Me esperarás eterna en esos cielos
esos cielos que albergan a los muertos.
Descansaran mis huesos con tus velos,
al amparo de jardines y de huertos.
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