sábado, 7 de julio de 2018

El alma del poeta
engendra sus poemas, es el fuego,
la musa cual saeta
de su latido el riego
florecen del interno como un ruego.


El alma del poeta
se incrusta en la ranura de la musa
que despierta su meta
letras, flores y fusa 
sonido luminoso entre mi blusa


y la piel de un buen verso,
lastima y duele al filo mi tormenta
tempestad, mi universo,
las letras mi reverso,
la sed, el vendaval que me aposenta.


Soy breve poetisa
quien en presencia asume la hermosura
de una letra concisa
acecha cual locura
mi pluma se desliza en fiel textura.


Amo el trazo y la pluma
amo el poema, mi canción interna
me confirma y resuma
la Sílfide que alterna
entre el silencio y la música eterna.

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